martes, 4 de noviembre de 2025

DILEXI TE (4)

DILEXI TE (4)

Exhortació apostólica de Lleó XIV

Sobre l’amor als pobres

CAPÍTULO CUARTO

UNA HISTORIA QUE CONTINÚA

 

El siglo de la Doctrina social de la Iglesia 

82. La aceleración de las transformaciones tecnológicas y sociales de los últimos dos siglos, llena de trágicas contradicciones, no sólo ha sido sufrida, sino también afrontada y pensada por los pobres. Los movimientos de trabajadores, de mujeres y de jóvenes, así como la lucha contra la discriminación racial, han dado lugar a una nueva conciencia de la dignidad de los marginados (…)  El cambio de época que estamos afrontando hace hoy aún más necesaria la continua interacción. 

83. El Magisterio de los últimos ciento cincuenta años ofrece una auténtica fuente de enseñanzas referidas a los pobres (…) en la carta Encíclica Rerum novarum (1891), León XIII afrontó la cuestión del trabajo, poniendo al descubierto la situación intolerable de muchos obreros de la industria (…) Con la encíclica Mater et Magistra (1961) san Juan XXIII se hizo promotor de una justicia de dimensiones mundiales: 

84. El Concilio Vaticano II representa una etapa fundamental en el discernimiento eclesial en relación a los pobres, a la luz de la Revelación (…) Fue pues el gran trabajo de obispos, teólogos y expertos preocupados por la renovación de la Iglesia (…) Se perfilaba de ese modo la necesidad de una nueva forma eclesial, más sencilla y sobria, que implicase a todo el pueblo de Dios y a su figura histórica. Una Iglesia más semejante a su Señor que a las potencias mundanas. 

85. San Pablo VI (…) retomó el tema planteado por su predecesor respecto a la Iglesia que mira con particular interés «a los pobres, a los necesitados, a los afligidos, a los hambrientos, a los enfermos, a los encarcelados, es decir, mira a toda la humanidad que sufre y que llora. 

86. En la Constitución pastoral Gaudium et spes, actualizando la herencia de los Padres de la Iglesia, el Concilio afirmó con fuerza el destino universal de los bienes de la Tierra y la función social de la propiedad que deriva de ello (…) En su intervención en las Naciones Unidas, el Papa Montini se presentó como el abogado de los pueblos pobres, solicitando a la comunidad internacional la edificación de un mundo solidario. 

87. Con san Juan Pablo II (…) se ha reconocido, en efecto, que la opción por los pobres es una «forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia» (…) En la Encíclica Sollicitudo rei socialis escribe también que hoy, vista la dimensión mundial que ha adquirido la cuestión social, «este amor preferencial, con las decisiones que nos inspira, no puede dejar de abarcar a las inmensas muchedumbres de hambrientos, mendigos, sin techo, sin cuidados médicos y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor: no se puede olvidar la existencia de esta realidad. Ignorarlo significaría parecernos al “rico epulón” que fingía no conocer al mendigo Lázaro (…) En la Encíclica Laborem exercens afirma que «el trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial, de toda la cuestión social». 

88.(…) Benedicto XVI (…) en la carta Encíclica Caritas in veritate afirma que «se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales» (…) Además, observa que «el hambre no depende tanto de la escasez material, cuanto de la insuficiencia de recursos sociales, el más importante de los cuales es de tipo institucional». 

89. El Papa Francisco (…) pudo testimoniar en primera persona el compromiso particular del episcopado latinoamericano al reflexionar sobre la relación de la Iglesia con los pobres. 

Estructuras de pecado que causan pobreza y desigualdades extremas

 

90. En Medellín, los obispos se pronunciaron en favor de la opción preferencial por los pobres (…) la Iglesia, para ser plenamente fiel a su vocación, no sólo debe compartir la condición de los pobres, sino también ponerse de su lado, comprometiéndose diligentemente en su promoción integral. La Conferencia de Puebla, ante el agravamiento de la pobreza en América Latina, confirmó la decisión de Medellín.

 

93. (…) En la Encíclica Dilexit nos, el Papa Francisco ha recordado cómo el pecado social toma la forma de “estructura de pecado” en la sociedad, que «muchas veces […] se inserta en una mentalidad dominante que considera normal o racional lo que no es más que egoísmo e indiferencia (…) Lo decía ya san Juan Pablo II: «Está alienada una sociedad que, en sus formas de organización social, de producción y consumo, hace más difícil la realización de esta donación y la formación de esa solidaridad interhumana». 

96. Entre las cuestiones estructurales —que no es posible imaginar que se resuelvan de lo alto y que requieren ser asumidas lo antes posible— está el tema de los lugares, los espacios, las casas y las ciudades donde los pobres viven y transitan.

97. (…) tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales. Buscamos su Reino». 

98. (…) La preocupación por la pureza de la fe ha de ir unida a la preocupación por aportar, con una vida teologal integral, la respuesta de un testimonio eficaz de servicio al prójimo, y particularmente al pobre y al oprimido». 

Los pobres como sujetos

 

99. Un don fundamental para el camino de la Iglesia universal está representado por el discernimiento de la Conferencia de Aparecida, donde los obispos latinoamericanos explicitaron que la opción preferencial de la Iglesia por los pobres «está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza». 

100. Al mismo tiempo, el documento —profundizando un tema ya presente en las Conferencias precedentes del episcopado de América Latina— insiste en la necesidad de considerar a las comunidades marginadas como sujetos capaces de crear su propia cultura, más que como objetos de beneficencia.  

102. (…) Sólo comparando nuestras quejas con sus sufrimientos y privaciones, es posible recibir un reproche que nos invite a simplificar nuestra vida.

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