Encíclica de Francisco, 24-X-2024
Resumen 1/4
1. «Ens va estimar», diu sant Pau refirint-se a Crist (Rm 8, 37), per ajudar-nos a descobrir que d’aquest amor res «podrà separar-nos» (Rm 8, 39). Pau ho afirmava amb certesa perquè Crist mateix ho havia assegurat als seus deixebles: «els he estimat» (Jn 15, 9.12). També ens va dir: «els crido amics» (Jn 15, 15). El seu cor obert ens precedeix i ens espera sense condicions, sense exigir un requisit previ per poder estimar-nos i proposar-nos la seva amistat: «ens va estimar primer» (1 Jn 4, 10). Gràcies a Jesús «nosaltres hem conegut l’amor que Déu ens té i hem cregut» en aquest amor» (1 Jn 4, 16).
2. (…) cuando nos asalta la tentación de navegar por la superficie, de vivir corriendo sin saber finalmente para qué, de convertirnos en consumistas insaciables y esclavizados por los engranajes de un mercado al cual no le interesa el sentido de nuestra existencia, necesitamos recuperar la importancia del corazón.
¿Qué expresamos cuando decimos “corazón”?
4. (…) «la Palabra de Dios es viva y eficaz […] discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hb 4, 12). De esta manera nos habla de un núcleo, el corazón, que está detrás de toda apariencia, aun detrás de pensamientos superficiales que nos confunden.
Volver al corazón
9. (…) El hombre contemporáneo se encuentra a menudo trastornado, dividido (…) Modelos de comportamiento bastante difundidos, por desgracia, exasperan su dimensión racional-tecnológica o, al contrario, su dimensión instintiva. Falta corazón.
14. Se podría decir que, en último término, yo soy mi corazón, porque es lo que me distingue, me configura en mi identidad espiritual y me pone en comunión con las demás personas. El algoritmo en acto en el mundo digital muestra que nuestros pensamientos y lo que decide la voluntad son mucho más “estándar” de lo que creíamos. Son fácilmente predecibles y manipulables. No así el corazón.
El corazón que une los fragmentos
19. (…) María, que miraba con el corazón. Ella era capaz de dialogar con las experiencias atesoradas ponderándolas en el corazón, dándoles tiempo: simbolizando y guardando dentro para recordar.
20. En el tiempo de la inteligencia artificial no podemos olvidar que para salvar lo humano hacen falta la poesía y el amor.
El fuego
26. (...) san John Henry Newman tomó como lema la frase «Cor ad cor loquitur», porque más allá de toda dialéctica, el Señor nos salva hablando a nuestro corazón desde su Corazón sagrado.
El mundo puede cambiar desde el corazón
29. Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore» (GS, 82).
30. (...) Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar.
II.
GESTOS Y PALABRAS DE AMOR
32. El Corazón de Cristo, que simboliza su centro personal,
desde donde brota su amor por nosotros, es el núcleo viviente del primer
anuncio. Allí está el origen de nuestra fe, el manantial que mantiene vivas las
convicciones cristianas.
Gestos que reflejan el corazón
33. Cómo nos ama Cristo es algo que él no quiso explicarnos demasiado. Lo mostró en sus gestos.
37. (…) No temas. Deja que él se acerque, que se siente a tu lado (…) Y no te detengas por tus pecados. Recuerda que muchos pecadores «se sentaron a comer con él» (Mt 9, 10) y Jesús no se escandalizaba de ninguno. Los elitistas de la religión se quejaban y lo trataban de «un glotón y un borracho, amigo de publicanos y de pecadores» (Mt 11, 19). Cuando los fariseos criticaban esta cercanía suya a las personas consideradas de baja condición o pecadoras, Jesús les decía: «Quiero misericordia y no sacrificios» (Mt 9, 13).
La mirada
39. Cuenta el Evangelio que (…) «Jesús lo miró con amor» (Mc 10, 21). ¿Puedes imaginarte ese instante, ese encuentro entre los ojos de este hombre y la mirada de Jesús? (…) deposita en ti su mirada.
42. Él, como ser humano, había aprendido esto de María, su madre. La que contemplaba todo con cuidado y “lo guardaba en su corazón” (cf. Lc 2, 19.51), le enseñó desde pequeño, junto con san José, a prestar atención.
Las palabras
43. (…) a veces Jesús nos habla interiormente y nos llama para llevarnos al mejor lugar. Ese mejor lugar es su propio corazón.
44. Las palabras que Jesús decía indicaban que su santidad no eliminaba los sentimientos.
CONCLUSIÓN
217. Lo expresado en este documento nos permite descubrir que lo escrito en las encíclicas sociales Laudato si y Fratelli tutti no es ajeno a nuestro encuentro con el amor de Jesucristo, ya que bebiendo de ese amor nos volvemos capaces de tejer lazos fraternos, de reconocer la dignidad de cada ser humano y de cuidar juntos nuestra casa común.
219. La Iglesia
también lo necesita, para no reemplazar el amor de Cristo con estructuras
caducas, obsesiones de otros tiempos, adoración de la propia mentalidad,
fanatismos de todo tipo que terminan ocupando el lugar de ese amor gratuito de
Dios que libera, vivifica, alegra el corazón y alimenta las comunidades. De la
herida del costado de Cristo sigue brotando ese río que jamás se agota, que no
pasa, que se ofrece una y otra vez para quien quiera amar. Sólo su amor hará
posible una humanidad nueva.
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