jueves, 5 de octubre de 2023

Exhortación ap. Laudate Deum

                                       Exhortación ap. Laudate Deum

a todas las personas de buena voluntad,

sobre la crisis climática,         4-X-2023


1. «Alaben a Dios por todas sus criaturas». Esta era la invitación que hacía san Francisco de Asís con su vida, con sus cánticos, con sus gestos. Así recogía la propuesta de los salmos de la Biblia y reproducía la sensibilidad de Jesús ante las criaturas de su Padre. 

2. Han pasado ya ocho años desde que publiqué la Carta encíclica Laudato si’ (…) Pero con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras (…) que el impacto del cambio climático perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas. Sentiremos sus efectos en los ámbitos de la salud, las fuentes de trabajo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas, etc.

 

3. Es un problema social global que está íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana.

 

1. La crisis climática global

 

5. Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes. 

 

Resistencias y confusiones

 

6. En los últimos años no han faltado personas que pretendieron burlarse de esta constatación. Mencionan supuestos datos científicamente sólidos, como el hecho de que el planeta siempre tuvo y tendrá períodos de enfriamiento y de calentamiento. 

7. Para ridiculizar a quienes hablan del calentamiento global, se acude al hecho de que suelen verificarse fríos también extremos. Se olvida que éste y otros síntomas extraordinarios no son más que diversas expresiones alternativas de la misma causa: el desajuste global que provoca el calentamiento del planeta. 

Las causas humanas

 

11. Ya no se puede dudar del origen humano —“antrópico”— del cambio climático.

13. No es posible ocultar la coincidencia de estos fenómenos climáticos globales con el crecimiento acelerado de la emisión de gases de efecto invernadero sobre todo desde mediados del siglo XX. Una abrumadora mayoría de científicos especializados en clima sostienen esta correlación y sólo un ínfimo porcentaje de ellos intenta negar esta evidencia. Lamentablemente la crisis climática no es precisamente un asunto que interese a los grandes poderes económicos, preocupados por el mayor rédito posible con el menor costo y en el tiempo más corto que se pueda.

2. Más paradigma tecnocrático

 

20. En Laudato si’ ofrecí un breve desarrollo acerca del paradigma tecnocrático que está detrás del proceso actual de degradación del ambiente.  

23. Provoca escalofríos advertir que las capacidades ampliadas por la tecnología «dan a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero. Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien, sobre todo si se considera el modo como lo está haciendo […]. ¿En manos de quiénes está y puede llegar a estar tanto poder? Es tremendamente riesgoso que resida en una pequeña parte de la humanidad». 

Repensar nuestro uso del poder

 

24. No todo aumento de poder es un progreso para la humanidad.

25. En contra de este paradigma tecnocrático decimos que el mundo que nos rodea no es un objeto de aprovechamiento, de uso desenfrenado, de ambición ilimitada. Ni siquiera podemos decir que la naturaleza es un mero “marco” donde desarrollamos nuestra vida y nuestros proyectos, porque «estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos inter-penetrados», de manera que «el mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro». 

3. La debilidad de la política internacional 

34. Si bien «la historia da muestras de estar volviendo atrás […] cada generación ha de hacer suyas las luchas y los logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más altas aún. Es el camino. El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día». 

35. No es conveniente confundir el multilateralismo con una autoridad mundial concentrada en una persona o en una élite con excesivo poder (…) Hablemos sobre todo de «organizaciones mundiales más eficaces, dotadas de autoridad para asegurar el bien común mundial (…) de manera que se pueda “asegurar” el cumplimiento de algunos objetivos irrenunciables. De este modo se daría lugar a un multilateralismo que no dependa de las circunstancias políticas cambiantes o de los intereses de unos pocos y que tenga una eficacia estable. 

4. Las conferencias sobre el clima: avances y fracasos

 

44. Desde hace décadas, representantes de más de 190 países se reúnen periódicamente para tratar la cuestión climática. La Conferencia de Río de Janeiro de 1992 llevó a la adopción de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), un tratado que entró en vigor cuando se alcanzaron las necesarias ratificaciones de los países firmantes en 1994. Estos Estados se reúnen cada año en la Conferencia de las Partes (COP), máximo organismo para la toma de decisiones.  

6. Las motivaciones espirituales 

61. A los fieles católicos no quiero dejar de recordarles las motivaciones que brotan de la propia fe. Aliento a los hermanos y hermanas de otras religiones a que hagan lo mismo, porque sabemos que la fe auténtica no sólo da fuerzas al corazón humano, sino que transforma la vida entera, transfigura los propios objetivos, ilumina la relación con los demás y los lazos con todo lo creado.


A la luz de la fe

 

62. La Biblia narra que «Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno» (Gen 1,31) (…) «esta responsabilidad ante una tierra que es de Dios implica que el ser humano, dotado de inteligencia, respete las leyes de la naturaleza y los delicados equilibrios entre los seres de este mundo». 

64. Jesús «podía invitar a otros a estar atentos a la belleza que hay en el mundo porque él mismo estaba en contacto permanente con la naturaleza y le prestaba una atención llena de cariño y asombro. Cuando recorría cada rincón de su tierra se detenía a contemplar la hermosura sembrada por su Padre, e invitaba a sus discípulos a reconocer en las cosas un mensaje divino». 

Caminar en comunión y compromiso

 

67. La cosmovisión judeocristiana defiende el valor peculiar y central del ser humano en medio del concierto maravilloso de todos los seres (…) «todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde». 

71. El esfuerzo de los hogares por contaminar menos, reducir los desperdicios, consumir con prudencia, va creando una nueva cultura (…) aun cuando esto no produce de inmediato un efecto muy notable desde el punto de vista cuantitativo, sí colabora para gestar grandes procesos de transformación que operan desde las profundidades de la sociedad. 

73. «Alaben a Dios» es el nombre de esta carta. Porque un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo.

lunes, 19 de junio de 2023

SOBRE BLAS PASCAL

"Sublimitas et miseria humana", Carta de Francisco

El Papa, con motivo del 400 aniversario del nacimiento de Blaise Pascal (1623–1662 = 39 años), le dedica la Carta ap. “Sublimitas et miseria humana” sobre este filósofo y científico francés y por el que ya en 2017 se declaró favorable a su beatificación.

Desde niño y durante toda su vida buscó la verdad. Con la razón rastreó sus signos, especialmente en los campos de las Matemáticas, la Geometría, la Física y la Filosofía”. Sus contribuciones a las Matemáticas y a la Historia natural incluyen el diseño y construcción de calculadoras mecánicas, aportes a la teoría de la probabilidad, investigaciones sobre los fluidos y la aclaración de conceptos tales como la presión y el vacío.

Con su “razón, tan aguda y al mismo tiempo tan abierta, nunca acalló en él la pregunta antigua y siempre nueva que resuena en el alma humana: «¿Qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides?» (Sal 8, 5). Esta pregunta está grabada en el corazón de cada ser humano, de todo tiempo y lugar, de toda civilización y lengua, de toda religión. «¿Qué es el hombre en la naturaleza? ―se pregunta Pascal― Una nada respecto al infinito, un todo respecto a la nada» (…) A este interrogante, planteado en un lenguaje tan diferente al matemático y geométrico, Pascal nunca se cerró”. 

Pascal Frecuentaba los salones libertinos de París antes de acercarse al movimiento jansenista que entonces se desarrollaba en torno a la abadía de Port-Royal que fue un convento cisterciense femenino situado al suroeste de París, fundado en 1204 y que tenía una “teología estaba fuertemente influenciada por Cornelius Jansen, conocido como Jansenio, que había escrito un tratado, el Augustinus, publicado en 1640”. Durante la Revolución francesa, tras la confiscación de los bienes del clero, en 1791 el convento pasó a ser propiedad del Estado y una parte fue transformada en fábrica y vendida a campesinos. Esta parte volvió a ser propiedad estatal en 1951. 

Blaise incluso asumió con vigor la defensa del partido jansenista contra los jesuitas en sus Provinciales. El pelagianismo y la casuística fueron blanco de los ataques de Pascal. Francisco, en 2014, calificó la casuística como un signo de reconocimiento de "cristianos que conocen la doctrina pero sin la fe" y ahora expone lo que ya tiene dicho por escrito en Gaudete et exultate, en Desiderio desideravit y en Evangeli gaudium que “la justa advertencia en las posiciones de Pascal sigue siendo válida para nuestro tiempo: el «neo-pelagianismo», que haría depender todo «del esfuerzo humano encauzado por normas y estructuras eclesiales», es reconocible por el hecho de que «nos intoxica con la presunción de una salvación ganada con nuestras fuerzas». Es necesario afirmar ahora que la última posición de Pascal sobre la gracia, y en particular sobre el hecho de que Dios «quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1Tm 2, 4), al final de su vida se expresó en términos perfectamente católicos”. 

Fue un crítico del racionalismo pues decía que la razón debe seguir las "razones del corazón" por medio de la gracia divina y en la fe cristiana para encontrar aquellas respuestas. Es considerado también como un precursor del «existencialismo» por sus temas como la responsabilidad individual como en su apuesta monoteísta, la idea de que el hombre no está hecho, sino que tiene que hacerse. 

Comenta Bergoglio en la Carta la tajante afirmación de Pascal de que solo en Jesucristo el hombre conoce a Dios y se conoce a sí mismo y “para que pueda ser comprendida por todos, y no sea considerada sólo como una pura afirmación doctrinal inaccesible a los que no comparten la fe de la Iglesia, ni como una devaluación de las legítimas competencias de la inteligencia natural, una afirmación tan extrema merece ser clarificada”.

jueves, 15 de junio de 2023

A DANTE ALIGHIERI

CANDOR LUCIS AETERNAE

Carta ap de Francisco en el VII centenario de su muerte 

El día en que la liturgia celebra este inefable misterio (de la Encarnación del Verbo en las entrañas de María, cada 25 de marzo) es también particularmente significativo en las vicisitudes históricas y literarias del sumo poeta Dante Alighieri, profeta de esperanza y testigo de la sed de infinito ínsita en el corazón del hombre. Por tanto, en esta ocasión también deseo unirme al numeroso coro de los que quieren honrar su memoria en el VII Centenario de su muerte. 

Esta fecha, por lo tanto, a la luz del Verbo encarnado, invita a contemplar el proyecto de amor que es el núcleo mismo y la fuente inspiradora de la obra más célebre del poeta, la Divina Comedia, en cuyo último cántico san Bernardo recuerda el acontecimiento de la Encarnación con estos célebres versos: «En tu vientre se encendió el amor, / por cuyo calor, en la eterna paz / esta flor germinó» (Par. XXXIII, 7-9). Anteriormente, en el Purgatorio, Dante representaba la escena de la Anunciación esculpida en un barranco de piedra (X, 34-37.40-45). 

Con motivo del VI Centenario de la muerte del poeta en 1921, hace un siglo, Benedicto XV, recogiendo las ideas surgidas en los pontificados precedentes, particularmente de León XIII y san Pío X, conmemoró el aniversario dantesco con una Carta encíclica. Por otra parte, las diversas intervenciones de san Pablo VI están vinculadas al VII Centenario de su nacimiento en 1965. al finalizar los trabajos del Concilio Ecuménico Vaticano II, quiso regalar a los Padres conciliares una edición artística de la Divina Comedia. Pero, sobre todo, honró la memoria del sumo poeta con la Carta apostólica Altissimi cantus. 

La Comedia «es el poema de la mejora social en la conquista de una libertad que es rescate de la esclavitud del mal, y que nos conduce a encontrar y a amar a Dios […] profesando un humanismo, cuyas características consideramos muy claras». Pero Pablo VI destacaba además cuáles eran las características del humanismo dantesco: «En Dante todos los valores humanos (intelectuales, morales, afectivos, culturales, civiles) son reconocidos, exaltados; y es muy importante señalar que este reconocimiento y honra se produce mientras él se sumerge en lo divino, cuando la contemplación hubiera podido anular los elementos terrenales».

De san Juan Pablo II, que tantas veces en sus discursos retomó las obras del sumo poeta, quiero recordar únicamente la intervención del 30 de mayo de 1985 en la inauguración de la muestra Dante en el Vaticano. También él, como Pablo VI (…) se detenía a examinar una palabra clave de la obra dantesca: «“Transhumanizar”. Este fue el esfuerzo supremo de Dante, conseguir que el peso de lo humano no destruyese lo divino que hay en nosotros, ni tampoco que la grandeza de lo divino anulase el valor de lo humano. Por ello, este poeta leyó con acierto su existencia personal y la de la humanidad entera en clave teológica». 

Benedicto XVI siguió proponiendo con frecuencia el itinerario dantesco, sacando de sus obras puntos de reflexión y meditación. Por ejemplo, hablando acerca de su primera encíclica, Deus caritas est, partía justamente de la visión dantesca de Dios, en la que «luz y amor son una sola cosa» para volver a proponer una reflexión sobre la novedad de la obra de Dante: «La mirada de Dante vislumbra algo totalmente nuevo» (…) El Papa destacaba la originalidad de la visión dantesca en la que se comunica poéticamente la novedad de la experiencia cristiana, que se deriva del misterio de la Encarnación. 

Por mi parte, en mi primera encíclica, Lumen fidei, me referí a Dante para expresar la luz de la fe, citando un verso del  Paraíso. Con motivo de los 750 años del nacimiento del poeta, quise honrar su memoria con un mensaje, deseando que «la figura de Alighieri y su obra sean nuevamente comprendidas y valoradas». 

Vaticano, 25 de marzo, Solemnidad de la Anunciación del Señor, del año 2021, noveno de mi pontificado.

miércoles, 29 de junio de 2022

Desiderio desideravit

 Desiderio desideravit

Carta ap sobre la formación litúrgica del pueblo de Dios

resumen literal

Papa Francisco, 29 de junio de 2022


1. Queridos hermanos y hermanas:

(…) Quiero ofrecer simplemente algunos elementos de reflexión para contemplar la belleza y la verdad de la celebración cristiana. 

La Liturgia: el “hoy” de la historia de la salvación 

2. Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer(Lc 22, 15). Las palabras de Jesús con las cuales inicia el relato de la última Cena son el medio por el que se nos da la asombrosa posibilidad de vislumbrar la profundidad del amor de las Personas de la Santísima Trinidad hacia nosotros. 

3. Pedro y Juan habían sido enviados a preparar lo necesario para poder comer la Pascua, pero, mirándolo bien, toda la creación, toda la historia –que finalmente estaba a punto de revelarse como historia de salvación– es una gran preparación de aquella Cena 

4. Nadie se ganó el puesto en esa Cena, todos fueron invitados, o, mejor dicho, atraídos por el deseo ardiente que Jesús tiene de comer esa Pascua con ellos (…) su infinito deseo de restablecer esa comunión con nosotros, que era y sigue siendo su proyecto original, no se podrá saciar hasta que todo hombre, de toda tribu, lengua, pueblo y nación (Ap 5, 9) haya comido su Cuerpo y bebido su Sangre: por eso, esa misma Cena se hará presente en la celebración de la Eucaristía hasta su vuelta. 

5. El mundo todavía no lo sabe, pero todos están invitados al banquete de bodas del Cordero (Ap 19, 9) (…) “sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación” (Evangelii gaudium, n. 27): para que todos puedan sentarse a la Cena del sacrificio del Cordero y vivir de Él. 

9. Desde los inicios, la Iglesia ha sido consciente que no se trataba de una representación, ni siquiera sagrada, de la Cena del Señor: no habría tenido ningún sentido y a nadie se le habría ocurrido “escenificar” – más aún bajo la mirada de María, la Madre del Señor – ese excelso momento de la vida del Maestro. Desde los inicios, la Iglesia ha comprendido, iluminada por el Espíritu Santo, que aquello que era visible de Jesús, lo que se podía ver con los ojos y tocar con las manos, sus palabras y sus gestos, lo concreto del Verbo encarnado, ha pasado a la celebración de los sacramentos (Cfr. Leo Magnus, Sermo LXXIV: De ascensione Domini II, 1). 

La Liturgia: lugar del encuentro con Cristo 

10. (…) si el Resucitado fuera para nosotros el recuerdo del recuerdo de otros, tan autorizados como los Apóstoles, si no se nos diera también la posibilidad de un verdadero encuentro con Él, sería como declarar concluida la novedad del Verbo hecho carne (…) La fe cristiana, o es un encuentro vivo con Él, o no es. 

12. Nuestro primer encuentro con su Pascua es el acontecimiento que marca la vida de todos nosotros, los creyentes en Cristo: nuestro bautismo. No es una adhesión mental a su pensamiento o la sumisión a un código de comportamiento (…) No es un gesto mágico (…) En perfecta continuidad con la Encarnación, se nos da la posibilidad, en virtud de la presencia y la acción del Espíritu, de morir y resucitar en Cristo. 

La Iglesia: sacramento del Cuerpo de Cristo 

El sentido teológico de la Liturgia 

16. Debemos al Concilio –y al movimiento litúrgico que lo ha precedido– el redescubrimiento de la comprensión teológica de la Liturgia y de su importancia en la vida de la Iglesia: los principios generales enunciados por la Sacrosanctum Concilium, así como fueron fundamentales para la reforma, continúan siéndolo para la promoción de la participación plena, consciente, activa y fructuosa en la celebración (cfr. Sacrosanctum Concilium, nn. 11.14). 

17. He advertido en varias ocasiones sobre una tentación peligrosa para la vida de la Iglesia que es la “mundanidad espiritual”: he hablado de ella ampliamente en la Exhortación Evangelii gaudium (nn. 93-97), identificando el gnosticismo y el neopelagianismo como los dos modos vinculados entre sí, que la alimentan. 

21. (...) se nos pide redescubrir cada día la belleza de la verdad de la celebración cristiana. Me refiero, una vez más, a su significado teológico (…) la Liturgia es el sacerdocio de Cristo revelado y entregado a nosotros en su Pascua (…) para que el Espíritu, sumergiéndonos en el misterio pascual, transforme toda nuestra vida, conformándonos cada vez más con Cristo. 

26. El asombro es parte esencial de la acción litúrgica porque es la actitud de quien sabe que está ante la peculiaridad de los gestos simbólicos; es la maravilla de quien experimenta la fuerza del símbolo, que no consiste en referirse a un concepto abstracto, sino en contener y expresar, en su concreción, lo que significa. 

La necesidad de una seria y vital formación litúrgica 

31. (…) No veo cómo se puede decir que se reconoce la validez del Concilio -aunque me sorprende un poco que un católico pueda presumir de no hacerlo– y no aceptar la reforma litúrgica. 

35. Es necesario encontrar cauces para una formación como estudio de la Liturgia: a partir del movimiento litúrgico (…) para que todo creyente crezca en el conocimiento del sentido teológico de la Liturgia –ésta es la cuestión decisiva y fundante de todo conocimiento y de toda práctica litúrgica–, así como en el desarrollo de la celebración cristiana, adquiriendo la capacidad de comprender los textos eucológicos, los dinamismos rituales y su valor antropológico. 

38. Para los ministros y para todos los bautizados, la formación litúrgica, en su primera acepción, no es algo que se pueda conquistar de una vez para siempre: puesto que el don del misterio celebrado supera nuestra capacidad de conocimiento, este compromiso deberá ciertamente acompañar la formación permanente de cada uno, con la humildad de los pequeños, actitud que abre al asombro. 

Ars celebrandi 

48. Un modo para custodiar y para crecer en la comprensión vital de los símbolos de la Liturgia es, ciertamente, cuidar el arte de celebrar. Esta expresión también es objeto de diferentes interpretaciones. Se entiende más claramente teniendo en cuenta el sentido teológico de la Liturgia. 

51. (...) es una actitud a la que están llamados a vivir todos los bautizados. Pienso en todos los gestos y palabras que pertenecen a la asamblea: reunirse, caminar en procesión, sentarse, estar de pie, arrodillarse, cantar, estar en silencio, aclamar, mirar, escuchar. Son muchas las formas en que la asamblea, como un solo hombre (Neh 8, 1), participa en la celebración. 

52.  (...) el silencio ocupa un lugar de absoluta importancia (…) es el símbolo de la presencia y la acción del Espíritu Santo que anima toda la acción celebrativa. 

58. Cuando la primera comunidad parte el pan en obediencia al mandato del Señor, lo hace bajo la mirada de María, que acompaña los primeros pasos de la Iglesia (…) La Virgen Madre “supervisa” los gestos de su Hijo encomendados a los Apóstoles.

62. Quisiera que esta carta nos ayudara a reavivar el asombro por la belleza de la verdad de la celebración cristiana, a recordar la necesidad de una auténtica formación litúrgica y a reconocer la importancia de un arte de la celebración, que esté al servicio de la verdad del misterio pascual y de la participación de todos los bautizados, cada uno con la especificidad de su vocación.

65. (…) la comunión en el Cuerpo y la Sangre de Cristo quiere hacer también de nuestra vida un sacrificio agradable al Padre, en la comunión fraterna que se transforma en compartir, acoger, servir (…) la fuerza del Pan partido nos sostiene en el anuncio del Evangelio en el que se manifiesta la autenticidad de nuestra celebración.

sábado, 19 de marzo de 2022

Praedicate evangelium

                                    Praedicate evangelium

Constitución Apostólica sobre la Curia Romana
y su servicio a la Iglesia y al mundo.
Publicada el día de san José, esposo de María, 19-III-2022, 
 y entrada en vigor el domingo de Pentecostés, 5-VI-2022.

Preámbulo


1. Predicate evangelium (cf. Mc 16, 15; Mt 10, 7-8): ésta es la tarea que el Señor Jesús encomendó a sus discípulos. Este mandato constituye “El primer servicio que la Iglesia puede prestar a cada hombre y a toda la humanidad en el mundo de hoy". A esto fue llamada: a anunciar el Evangelio del Hijo de Dios, Cristo Señor, y con él suscitar la escucha de la fe en todos los pueblos (cf. Rom 1, 1-5; Gal 3, 5).

 

3. La reforma de la Curia romana se sitúa también en el contexto de la naturaleza misionera de la Iglesia. Así fue en los momentos en que se sintió con más urgencia el anhelo de reforma, como ocurrió en el siglo XVI, con la Constitución Apostólica Immensa aeterni Dei de Sixto V (1588) y en el siglo XX, con la Constitución Apostólica Sapienti Consilio de Pío X (1908). Después del Concilio Vaticano II, Pablo VI, refiriéndose explícitamente a los deseos expresados por los Padres Conciliares, con la Constitución Apostólica Regimini Ecclesiae universae (1967), ordenó e implementó una reforma de la Curia. Posteriormente, Juan Pablo II promulgó la Constitución Apostólica Bono Pastor (1988) para promover siempre la comunión en todo el organismo de la Iglesia.

 

8. (…) La atención que la presente Constitución Apostólica presta a las Conferencias Episcopales y en forma correspondiente y adecuada a las Estructuras jerárquicas orientales, se mueve con el fin de potenciarlas en sus potencialidades, sin que actúen como una interposición entre el Romano Pontífice y los Obispos, sino al pleno servicio de ellos.

 

10. El Papa, los Obispos y otros ministros ordenados no son los únicos evangelizadores en la Iglesia (…) Todo cristiano, en virtud del Bautismo, es discípulo-misionero (…) No puede ser ignorada en la actualización de la Curia, cuya reforma, por tanto, debe prever la implicación de los laicos, incluso en funciones de gobierno y responsabilidad.

Palacio apostòlico

 

II  Principios y criterios para el servicio de la Curia Romana

 

Hacer posible y eficaz la misión pastoral del Romano Pontífice recibido por Cristo Señor y Pastor, en su preocupación por toda la Iglesia (cf. Jn 21, 51 ss), y mantener y cultivar la relación entre el ministerio petrino y el ministerio de todos los obispos (…) la Curia está al servicio del Papa y de los Obispos que “con el sucesor de Pedro gobiernan la casa del Dios vivo”. La Curia ejerce este servicio a los Obispos en sus Iglesias particulares respecto de la responsabilidad que les corresponde como sucesores de los Apóstoles.

 

III   Normas generales

 

Art 1. La Curia Romana es la institución de la que se sirve ordinariamente el Romano Pontífice en el ejercicio de su supremo oficio pastoral y de su misión universal en el mundo. Está al servicio del Papa, sucesor de Pedro, y de los Obispos, sucesores de los Apóstoles, según las modalidades propias de la naturaleza de cada uno, cumpliendo con espíritu evangélico su propia función.

 

Art 7 (…) § 1. Para el buen funcionamiento de cada uno de los miembros de la Curia Romana es esencial que, además de dedicación y rectitud, quien trabaja allí está cualificado. Esto implica profesionalismo, es decir, competencia y habilidad en la materia en que está llamado a prestar su negocio.

 

Secretaría de Estado

IV   Secretaría de Estado 

V   Dicasterios (16)

VI    Órganos de justicia (4)

VII    Organismos económicos (6)

VIII   Oficinas (3) 

IX    Abogados 

X    Instituciones relacionadas con la Santa Sede 

XI     Norma transitoria

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Aprovechando la coyuntura cabe insistir en que la reforma de la Curia vaticana que acaba de decretar Francisco lógicamente no es la primera en la Historia (cf n. 3 del Preámbulo). La Curia romana o vaticana no se crea hasta empezado el segundo milenio, en el siglo XI, que hasta Sixto V (1588) se denominaba “período de los consistorios” pues no era exactamente la actual Curia vaticana pues se constituyó como corte papal para designar únicamente un edificio pero luego también se amplió el significado a las oficinas. Ya el Senado romano se reunía en el Foro, en un edificio llamado “Curia hostilia”. 

A mediados del siglo XV, a causa de los frecuentes abusos que se daban en varios de los oficios de la Curia romana, se sintió la necesidad de una reforma de dichos estamentos eclesiásticos. Pío II pidió un proyecto de reforma pero su muerte no permitió la tan anhelada reforma.

 

Vista la situación de aquel momento y frente a los retos que trajo el “descubrimiento” (¿?) de América y la Reforma protestante, la Curia Romana se vio obligada a cambiar su organización, pues ya no era válida ni suficiente la forma como se venía ejerciendo el servicio al ministerio petrino. Los consistorios ya no eran suficientes para responder a la problemática del tiempo, convirtiéndose en un órgano más bien de carácter ceremonial y de consulta oficial. 

El Decreto Conciliar sobre la función pastoral de los obispos en la Iglesia, Christus Dominus, 9 dice que “En el ejercicio supremo, pleno e inmediato de su poder sobre toda la Iglesia, el Romano Pontífice se sirve de los dicasterios de la Curia Romana, que, en consecuencia, realizan su labor en su nombre y bajo su autoridad, para bien de las Iglesias y servicio de los sagrados pastores”.

domingo, 27 de febrero de 2022

Mensaje para la Cuaresma de 2022

“No nos cansemos de hacer el bien,
hagamos el bien a todos” (Ga 6, 9-10a)

Resumen literal del Mensaje del Papa Francisco


1. Siembra y cosecha

 

(…) el Apóstol evoca la imagen de la siembra y la cosecha, que a Jesús tanto le gustaba (cf. Mt 13). San Pablo nos habla de un kairós, un tiempo propicio para sembrar el bien con vistas a la cosecha. ¿Qué es para nosotros este tiempo favorable? Ciertamente, la Cuaresma es un tiempo favorable, pero también lo es toda nuestra existencia terrena, de la cual la Cuaresma es de alguna manera una imagen.

 

(…) La Cuaresma nos invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, para que la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar, no estén tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir.

 

(…) una vida llena de obras buenas es luminosa (cf. Mt 5, 14-16) y lleva el perfume de Cristo al mundo (cf. 2Co 2, 15). Servir a Dios, liberados del pecado, hace madurar frutos de santificación para la salvación de todos (cf. Rm 6, 22).

 

«No nos cansemos de hacer el bien»

 

La resurrección de Cristo anima las esperanzas terrenas con la «gran esperanza» de la vida eterna e introduce ya en el tiempo presente la semilla de la salvación (cf. Benedicto XVI, Carta enc. Spe salvi, 3, 7). Frente a la amarga desilusión por tantos sueños rotos, frente a la preocupación por los retos que nos conciernen, frente al desaliento por la pobreza de nuestros medios, tenemos la tentación de encerrarnos en el propio egoísmo individualista y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás.

 

(…) No nos cansemos de orar. Jesús nos ha enseñado que es necesario «orar siempre sin desanimarse» (Lc 18, 1). Necesitamos orar porque necesitamos a Dios. Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa. Con la pandemia hemos palpado nuestra fragilidad personal y social.

 

(…) No nos cansemos de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo. Durante esta Cuaresma practiquemos la limosna, dando con alegría (cf. 2Co 9, 7) (…) aprovechemos especialmente esta Cuaresma para cuidar a quienes tenemos cerca, para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida (cf. Lc 10, 25-37).

 

3. «Si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos»

 

La Cuaresma nos recuerda cada año que «el bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día» (Fratelli tutti, 11). Por tanto, pidamos a Dios la paciente constancia del agricultor (cf. St 5, 7) para no desistir en hacer el bien, un paso tras otro.

 

(…) Que la Virgen María, en cuyo seno brotó el Salvador y que «conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) nos obtenga el don de la paciencia y permanezca a nuestro lado con su presencia maternal, para que este tiempo de conversión dé frutos de salvación eterna.

 

Roma, San Juan de Letrán, 11 de noviembre de 2021, Memoria de san Martín de Tours, obispo.

 

FRANCISCO