miércoles, 6 de mayo de 2020

LAS BIENAVENTURANZAS CON FRANCISCO

Nueve Catequesis (Catq) en las Audiencias Generales de los miércoles
Y Catq 9 (29-IV-2020) Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia

Esta bienaventuranza anuncia la misma felicidad que la primera: el Reino de los cielos (…) La pobreza de espíritu, el llanto, la mansedumbre, la sed de santidad, la misericordia, la purificación del corazón y las obras de paz pueden conducir a la persecución por causa de Cristo, pero esta persecución al final es causa de alegría y de gran recompensa en el cielo.

El sendero de las Bienaventuranzas es un camino pascual que lleva de una vida según el mundo a una vida según Dios, de una existencia guiada por la carne —es decir, por el egoísmo— a una guiada por el Espíritu.

Las “estructuras de pecado”, a menudo producidas por la mentalidad humana, tan ajenas al Espíritu de verdad que el mundo no puede recibir (cf. Jn 14, 17), no pueden por menos que rechazar la pobreza o la mansedumbre o la pureza y declarar la vida según el Evangelio como un error y un problema, por lo tanto como algo que hay que marginar.

Catq 8 (15-IV-2020) Bienaventurados los que trabajan por la paz

Debemos orientarnos entre dos ideas de paz: la primera es la bíblica, donde aparece la hermosa palabra shalom, que expresa abundancia, prosperidad, bienestar. Luego está el otro sentido, más difundido, en el que la palabra “paz” se entiende como una especie de tranquilidad interior: estoy tranquilo, estoy en paz. Se trata de una idea moderna, psicológica y más subjetiva.

Debemos recordar que el Señor entiende su paz como diferente de la paz humana, la del mundo, cuando dice: «Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo» (Jn 14, 27).

Podemos preguntarnos todos: ¿Quiénes son, pues, los “trabajadores de la paz”? Son llamados hijos de Dios aquellos que han aprendido el arte de la paz y lo practican (…) siempre y en cualquier caso.

Catq 7 (1-IV-2020) Bienaventurados los que tienen el corazón puro

Bienaventuranza, que promete la visión de Dios (…) Los discípulos de Emaús, que tienen al Señor Jesús a su lado, «pero sus ojos estaban retenidos para que no lo conocieran» (Lc 24, 16) (…) «¡Oh, insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas!» (…) Este es el origen de su ceguera: el corazón insensato y tardo. 

Es importante entender qué es la “pureza de corazón”. Para ello debemos recordar que para la Biblia el corazón no consiste sólo en los sentimientos, sino que es el lugar más íntimo del ser humano, el espacio interior donde la persona es ella misma. Esto, según la mentalidad bíblica.

No tengamos miedo, abramos las puertas de nuestro corazón al Espíritu Santo para que nos purifique y nos haga avanzar por este camino hacia la alegría plena.

Catq 6 (18-III-2020) Bienaventurados los misericordiosos

Los que ejercen la misericordia encontrarán misericordia, serán “misericordiados” (…) Jesús dice: «No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados» (Lc 6, 37). Siempre la misma reciprocidad (…) en el Padrenuestro donde pedimos: «Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden» (Mt 6, 12)

Si todo nuestro cristianismo no nos lleva a la misericordia, nos hemos equivocado de camino, porque la misericordia es la única meta verdadera de todo camino espiritual (…) Este tema fue el elegido desde el primer Ángelus que tuve que decir como Papa (…) un mensaje que como Papa debía dar siempre, un mensaje que debe ser cotidiano: la misericordia. 

Catq 5 (11-III-2020) Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia

El hambre y la sed son necesidades primarias, se trata de la supervivencia (…) Pero, ¿qué significa tener hambre y sed de justicia? Ciertamente no estamos hablando de los que quieren venganza, al contrario (…) En cada corazón, incluso en la persona más corrupta y alejada del bien, se esconde un anhelo de luz (…) siempre hay una sed de verdad y bondad, que es la sed de Dios.

Catq 4 (19-II-2020) Bienaventurados los mansos

“Manso” usado aquí significa literalmente dulce, suave, gentil, no violento. La mansedumbre se manifiesta en los momentos de conflicto, se puede ver por la forma en que se reacciona a una situación hostil.

No dice “bienaventurados los mansos porque conquistarán la tierra”. La heredan. El Pueblo de Dios llama “herencia” precisamente a la tierra de Israel, que es la Tierra de la Promesa (…) Esa tierra es una promesa y un regalo para el pueblo de Dios, y se convierte en un signo de algo mucho más grande que el mero territorio (…) los nuevos cielos y la nueva tierra hacia la que vamos (cf. Is 65, 17; 66, 22; 2Pt 3, 13; Ap 21, 1).

El manso (…) no es un cobarde, un “perezoso” que se encuentra una moral cómoda para no meterse en problemas (…) El manso no es una persona complaciente, sino el discípulo de Cristo que ha aprendido a defender otra tierra bien distinta.

No hay tierra más hermosa que el corazón de los demás, no hay territorio más bello que ganar que la paz reencontrada con un hermano. ¡Y esa es la tierra a heredar con la mansedumbre!

Catq 3 (12-II-2020) Bienaventurados los que lloran

Este llanto, en la Escritura, puede tener dos aspectos: el primero es por la muerte o el sufrimiento de alguien. El otro aspecto son las lágrimas por el pecado, ―por nuestro pecado― cuando el corazón sangra por el dolor de haber ofendido a Dios y al prójimo.

Hay quien están airado por haberse equivocado. Pero esto es orgullo. En cambio hay quien llora por el mal hecho, por el bien omitido y por la traición a la relación con Dios. Este es el llanto por no haber amado (…) Pedro miró a Jesús y lloró: su corazón se renovó. A diferencia de Judas, que no aceptó que se había equivocado y, pobrecillo, se suicidó.

Catq 2 (5-II-2020) Bienaventurados los pobres de espíritu

«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos» (Mt 5, 3) (…) ¿Qué se entiende por “pobres”? Si Mateo usara solo esta palabra, entonces el significado sería simplemente económico, es decir, indicaría a las personas que tienen pocos o ningún medio de sustento y necesitan ayuda de los demás.

Los “pobres de espíritu” son aquellos que son o se sienten pobres, mendicantes, en lo profundo de su ser (…) ¡Cuántas veces se nos ha dicho lo contrario! Es necesario ser algo en la vida, ser alguien... Es necesario hacerse con un nombre... (…) Si no acepto ser pobre, comienzo a odiar todo lo que rodea mi fragilidad. 

Las riquezas de este mundo se van, y también el dinero. Los viejos nos enseñan que el sudario no tenía bolsillos. Es verdad. No he visto nunca detrás de un cortejo fúnebre un camión de mudanzas: nadie se lleva nada.

Catq 1 (29-I-2020) Introducción
Comenzamos una serie de catequesis sobre las bienaventuranzas en el evangelio de Mateo (5, 1-11). Este texto abre el “Sermón de la Montaña” que ha iluminado la vida de los creyentes y también de muchos no creyentes.

¿Pero qué significa la palabra “bienaventurado”? ¿Por qué cada una de las ocho bienaventuranzas comienza con la palabra bienaventurado? La palabra original no indica a alguien que tiene el estómago lleno o que se divierte, sino una persona que está en una condición de gracia, que progresa en la gracia de Dios y que progresa por el camino de Dios: la paciencia, la pobreza, el servicio a los demás, el consuelo… Los que progresan en estas cosas son felices y serán bienaventurados.

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