Y Catq 9 (29-IV-2020) Bienaventurados los perseguidos por causa de la
justicia
Esta
bienaventuranza anuncia la misma felicidad que la primera: el Reino de los
cielos (…) La pobreza de espíritu, el llanto, la mansedumbre, la sed de
santidad, la misericordia, la purificación del corazón y las obras de paz
pueden conducir a la persecución por causa de Cristo, pero esta persecución al
final es causa de alegría y de gran recompensa en el cielo.
El
sendero de las Bienaventuranzas es un camino pascual que lleva de una vida
según el mundo a una vida según Dios, de una existencia guiada por la carne —es
decir, por el egoísmo— a una guiada por el Espíritu.
Las “estructuras de pecado”, a menudo producidas por
la mentalidad humana, tan ajenas al Espíritu de verdad que el mundo no puede
recibir (cf. Jn 14, 17), no pueden por menos que rechazar
la pobreza o la mansedumbre o la pureza y declarar la vida según el Evangelio
como un error y un problema, por lo tanto como algo que hay que marginar.
Catq 8 (15-IV-2020) Bienaventurados los que trabajan por la paz
Debemos
orientarnos entre dos ideas de paz: la primera es la bíblica, donde aparece la
hermosa palabra shalom, que expresa abundancia, prosperidad, bienestar. Luego está el otro sentido, más difundido,
en el que la palabra “paz” se entiende como una especie de tranquilidad
interior: estoy tranquilo, estoy en paz. Se trata de una idea moderna,
psicológica y más subjetiva.
Debemos
recordar que el Señor entiende su paz como diferente de la paz humana,
la del mundo, cuando dice: «Os dejo la
paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo» (Jn 14, 27).
Podemos
preguntarnos todos: ¿Quiénes son, pues, los “trabajadores de la paz”? Son llamados hijos de Dios aquellos que han
aprendido el arte de la paz y lo practican (…) siempre y en cualquier caso.
Catq 7 (1-IV-2020) Bienaventurados los que tienen el corazón puro
Bienaventuranza,
que promete la visión de Dios (…) Los
discípulos de Emaús, que tienen al Señor Jesús a su lado, «pero sus ojos
estaban retenidos para que no lo conocieran» (Lc 24,
16) (…) «¡Oh, insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los
profetas!» (…) Este es el origen de su ceguera: el corazón insensato y
tardo.
Es
importante entender qué es la “pureza de corazón”. Para ello debemos recordar que para la Biblia el corazón
no consiste sólo en los sentimientos, sino que es el lugar más íntimo del ser
humano, el espacio interior donde la persona es ella misma. Esto, según la
mentalidad bíblica.
No
tengamos miedo, abramos las puertas de nuestro corazón al Espíritu Santo para
que nos purifique y nos haga avanzar por este camino hacia la alegría plena.
Catq 6 (18-III-2020) Bienaventurados los misericordiosos
Los que
ejercen la misericordia encontrarán misericordia, serán “misericordiados” (…) Jesús
dice: «No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados;
perdonad y seréis perdonados» (Lc 6, 37). Siempre la misma
reciprocidad (…) en el Padrenuestro donde pedimos: «Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden»
(Mt 6, 12)
Si todo
nuestro cristianismo no nos lleva a la misericordia, nos hemos equivocado de
camino, porque la misericordia es la única meta verdadera de todo camino
espiritual (…) Este tema fue el elegido desde el primer Ángelus que tuve que decir como Papa (…) un mensaje
que como Papa debía dar siempre, un mensaje que debe ser cotidiano: la
misericordia.
Catq 5 (11-III-2020) Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia
El
hambre y la sed son necesidades primarias, se trata de la supervivencia (…) Pero,
¿qué significa tener hambre y sed de justicia? Ciertamente no estamos hablando
de los que quieren venganza, al contrario (…) En cada corazón, incluso en la
persona más corrupta y alejada del bien, se esconde un anhelo de luz (…) siempre
hay una sed de verdad y bondad, que es la sed de Dios.
Catq 4 (19-II-2020) Bienaventurados los mansos
“Manso”
usado aquí significa literalmente dulce, suave, gentil, no violento. La
mansedumbre se manifiesta en los momentos de conflicto, se puede ver por la
forma en que se reacciona a una situación hostil.
No dice “bienaventurados los mansos porque conquistarán la
tierra”. La heredan. El Pueblo de Dios llama “herencia”
precisamente a la tierra de Israel, que es la Tierra de la Promesa (…) Esa
tierra es una promesa y un regalo para el pueblo de Dios, y se convierte en un
signo de algo mucho más grande que el mero territorio (…) los nuevos cielos y
la nueva tierra hacia la que vamos (cf. Is 65, 17; 66, 22; 2Pt
3, 13; Ap 21, 1).
El manso
(…) no es un cobarde, un “perezoso” que se encuentra una moral cómoda para no
meterse en problemas (…) El manso no es una persona complaciente, sino el
discípulo de Cristo que ha aprendido a defender otra tierra bien distinta.
No hay
tierra más hermosa que el corazón de los demás, no hay territorio más bello que
ganar que la paz reencontrada con un hermano. ¡Y esa es la tierra a heredar con
la mansedumbre!
Catq 3 (12-II-2020) Bienaventurados los que lloran
Este
llanto, en la Escritura, puede tener dos aspectos: el primero es por la muerte
o el sufrimiento de alguien. El otro aspecto son las lágrimas por el pecado,
―por nuestro pecado― cuando el corazón sangra por el dolor de haber ofendido a
Dios y al prójimo.
Hay
quien están airado por haberse equivocado. Pero esto es orgullo. En cambio hay
quien llora por el mal hecho, por el bien omitido y por la traición a la
relación con Dios. Este es el llanto por no haber amado (…) Pedro miró a Jesús y lloró: su corazón se
renovó. A diferencia de Judas, que no aceptó que se había equivocado y,
pobrecillo, se suicidó.
Catq 2 (5-II-2020) Bienaventurados los pobres de espíritu
«Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos» (Mt 5, 3) (…) ¿Qué se entiende
por “pobres”? Si Mateo usara solo esta palabra, entonces el significado sería
simplemente económico, es decir, indicaría a las personas que tienen pocos o
ningún medio de sustento y necesitan ayuda de los demás.
Los
“pobres de espíritu” son aquellos que son o se sienten pobres, mendicantes, en
lo profundo de su ser (…) ¡Cuántas veces se nos ha dicho lo contrario! Es
necesario ser algo en la vida, ser alguien... Es necesario hacerse con un
nombre... (…) Si no acepto ser pobre,
comienzo a odiar todo lo que rodea mi fragilidad.
Las
riquezas de este mundo se van, y también el dinero. Los viejos nos enseñan que
el sudario no tenía bolsillos. Es verdad. No he visto nunca detrás de un
cortejo fúnebre un camión de mudanzas: nadie se lleva nada.
Catq 1 (29-I-2020) Introducción
Comenzamos
una serie de catequesis sobre las bienaventuranzas en el evangelio de Mateo (5,
1-11). Este texto abre el “Sermón de la Montaña” que ha iluminado la vida de
los creyentes y también de muchos no creyentes.
¿Pero
qué significa la palabra “bienaventurado”? ¿Por qué cada una
de las ocho bienaventuranzas comienza con la palabra bienaventurado? La palabra original no indica a alguien
que tiene el estómago lleno o que se divierte, sino una persona que está en una
condición de gracia, que progresa en la gracia de Dios y que progresa por el
camino de Dios: la paciencia, la pobreza, el servicio a los demás, el consuelo…
Los que progresan en estas cosas son felices y serán bienaventurados.
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