Por el 25 aniversario de la encíclica Ut unum sint
Al querido hermano Cardenal KURT KOCH, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Mañana se cumplen
veinticinco años de la firma por parte de san
Juan Pablo II de la Carta
encíclica Ut unum sint. Con la
mirada puesta en el horizonte del Jubileo de 2000, quería que la Iglesia, en su
camino hacia el tercer milenio, tuviera en cuenta la oración insistente de su
Maestro y Señor: “¡Que todos sean uno!” (Jn 17, 21). Por ello, escribió esa encíclica que
confirmó «de modo irreversible» (UUS, 3) el compromiso ecuménico de la
Iglesia Católica. La publicó en la solemnidad de la Ascensión del Señor,
colocándola bajo el signo del Espíritu Santo, el artífice de la unidad en la
diversidad.
(…) Yo
también comparto la sana impaciencia de aquellos que a veces piensan que
podríamos y deberíamos esforzarnos más.
(…) En
particular me complace acoger dos iniciativas recientes. La primera es un
Vademécum ecuménico para obispos (…) el servicio de la unidad es un
aspecto esencial de la misión del obispo (…) La segunda iniciativa es la
presentación de la revista Acta
Œcumenica, que, en la renovación del Servicio de
Información del Dicasterio, se propone como un subsidio para quienes trabajan
para el servicio de la unidad.
En el camino hacia la comunión plena es importante
recordar el trayecto recorrido, pero también se necesita escudriñar el
horizonte con la encíclica Ut unum
sint, preguntándose: «Quanta est nobis via?» (n.
77), “¿cuánto camino nos separa todavía?”. Algo
es cierto, la unidad no es principalmente el resultado de nuestra acción, sino
que es don del Espíritu Santo. Sin embargo, esta «no vendrá como un milagro al
final: la unidad viene en el camino, la construye el Espíritu Santo en el
camino».
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