miércoles, 11 de abril de 2018

ALEGRAOS Y REGOCIJAOS (2/5)

CAPÍTULO SEGUNDO
DOS SUTILES ENEMIGOS DE LA SANTIDAD

DE LA EXHORTACIÓN APOSTÓLICA GAUDETE ET EXSULTATE
SOBRE AL LLAMADA A LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL


19 de marzo, Solemnidad de San José, del año 2018.



35. En este marco, quiero llamar la atención acerca de dos falsificaciones de la santidad que podrían desviarnos del camino: el gnosticismo y el pelagianismo. Son dos herejías que surgieron en los primeros siglos cristianos, pero que siguen teniendo alarmante actualidad (…) En los dos casos, ni Jesucristo ni los demás interesan verdaderamente» (Evangelii gaudium, 94).

El gnosticismo actual

36. El gnosticismo supone «una fe encerrada en el subjetivismo.

Una mente sin Dios y sin carne

37. (…) Los «gnósticos» (…) prefieren «un Dios sin Cristo, un Cristo sin Iglesia, una Iglesia sin pueblo» (Homilía, 11-XI-2016).

38. (…) una superficialidad vanidosa (…) y puede asumir el aspecto de una cierta armonía o de un orden que lo abarca todo.

39. (…) Absolutizan sus propias teorías y obligan a los demás a someterse a los razonamientos que ellos usan.

Una doctrina sin misterio

40. El gnosticismo es una de las peores ideologías, ya que (…) considera que su propia visión de la realidad es la perfección.

41. Cuando alguien tiene respuestas a todas las preguntas, demuestra que no está en un sano camino y es posible que sea un falso profeta, que usa la religión en beneficio propio, al servicio de sus elucubraciones psicológicas y mentales.

Los límites de la razón

43. (…) en la Iglesia conviven lícitamente distintas maneras de interpretar muchos aspectos de la doctrina y de la vida cristiana que, en su variedad, «ayudan a explicitar mejor el riquísimo tesoro de la Palabra».

44. En realidad, la doctrina, o mejor, nuestra comprensión y expresión de ella, «no es un sistema cerrado, privado de dinámicas capaces de generar interrogantes, dudas, cuestionamientos».

45. Con frecuencia se produce una peligrosa confusión: creer que porque sabemos algo o podemos explicarlo con una determinada lógica, ya somos santos, perfectos, mejores que la «masa ignorante».

El pelagianismo actual

47. El gnosticismo dio lugar a otra vieja herejía (…) reconocer que no es el conocimiento lo que nos hace mejores o santos, sino la vida que llevamos.

48. Porque el poder (…) comenzaron a atribuírselo a la voluntad humana, al esfuerzo personal. Así surgieron los pelagianos y los semipelagianos.

Una voluntad sin humildad

49. (…) «en el fondo solo confían en sus propias fuerzas y se sienten superiores a otros por cumplir determinadas normas o por ser inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico» (Evangelii gaudium, 94) (…) suelen transmitir la idea de que todo se puede con la voluntad humana.

50. (…) La gracia (…) no nos hace superhombres de golpe (…) si rechazamos esta manera histórica y progresiva, de hecho podemos llegar a negarla y bloquearla, aunque la exaltemos con nuestras palabras.

Una enseñanza de la Iglesia muchas veces olvidada

52. La Iglesia enseñó reiteradas veces que no somos justificados por nuestras obras o por nuestros esfuerzos, sino por la gracia del Señor que toma la iniciativa. Los Padres de la Iglesia, aun antes de san Agustín, expresaban con claridad esta convicción primaria.

54. El Catecismo de la Iglesia Católica también nos recuerda que (…) Su amistad nos supera infinitamente, no puede ser comprada por nosotros con nuestras obras y solo puede ser un regalo de su iniciativa de amor.

55. (…) Así como el supremo mandamiento del amor, esta verdad debería marcar nuestro estilo de vida, porque (…) nuestra existencia terrena y nuestras capacidades naturales son un regalo.

Los nuevos pelagianos

57. Todavía hay cristianos que se empeñan en (…) la justificación por las propias fuerzas, el de la adoración de la voluntad humana (…) Se manifiesta en (…) la obsesión por la ley, la fascinación por mostrar conquistas sociales y políticas, la ostentación en el cuidado de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, la vanagloria ligada a la gestión de asuntos prácticos, el embeleso por las dinámicas de autoayuda y de realización autorreferencial (Evangelii gaudium, 95).

58. Muchas veces, en contra del impulso del Espíritu, la vida de la Iglesia se convierte en una pieza de museo o en una posesión de pocos (…) algunos grupos cristianos dan excesiva importancia al cumplimiento de determinadas normas propias, costumbres o estilos. De esa manera, se suele reducir y encorsetar el Evangelio, quitándole su sencillez cautivante y su sal. Es quizás una forma sutil de pelagianismo (…) terminan fosilizados.

El resumen de la Ley

61. (…) en medio de la tupida selva de preceptos y prescripciones, Jesús abre una brecha (…) No nos entrega dos fórmulas o dos preceptos más. Nos entrega dos rostros, o mejor, uno solo, el de Dios que se refleja en muchos. Porque en cada hermano, especialmente en el más pequeño, frágil, indefenso y necesitado, está presente la imagen misma de Dios.

62. ¡Que el Señor libere a la Iglesia de las nuevas formas de gnosticismo y de pelagianismo que la complican y la detienen en su camino hacia la santidad! (…) exhorto a cada uno a preguntarse y a discernir frente a Dios de qué manera pueden estar manifestándose en su vida.

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