martes, 8 de diciembre de 2015

BULA QUE CONVOCA EL AÑO DE LA MISERICORDIA


Hoy, 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, el papa Francisco ha inaugurado el Año Jubilar de la Misericordia que convocó con la Bula El rostro de la misericordia (Misericordiae Vultus) el pasado 11 abril 2015, que fue el domingo de la Divina Misericordia (2º de Pascua).

En la homilía de hoy ha explicado (una vez más) que, para Dios, lo primero es la misericordia, incluso antes que el juicio. Por eso, invita a la Iglesia a recuperar el "espíritu del samaritano del Vaticano II", para salir, de nuevo, a proclamar la alegría del amor al mundo.

Resumen literal de la Bula:

1. Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre (…) Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret.

2. Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación (…) es la vía que une Dios y el hombre.

3. (…) El Año Santo se abrirá el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción (…) tendré la alegría de abrir la Puerta Santa.

4. (…) en el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento.

5. El Año jubilar se concluirá en la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo, el 20 de noviembre de 2016 (…) cerrando la Puerta Santa (…) A todos, creyentes y lejanos, pueda llegar el bálsamo de la misericordia como signo del Reino de Dios.

6. (…) Dios será siempre para la humanidad como Aquel que está presente, cercano, providente, santo y misericordioso.

7. “Eterna es su misericordia”: es el estribillo que acompaña cada verso del Salmo 136 mientras se narra la historia de la revelación de Dios (…) no solo en la historia, sino por toda la eternidad el hombre estará siempre bajo la mirada misericordiosa del Padre.

8. Con la mirada fija en Jesús y en su rostro misericordioso podemos percibir el amor de la Santísima Trinidad (…) amor (…) visible y tangible en toda la vida de Jesús.

9. (…) la misericordia en la Sagrada Escritura es la palabra clave para indicar el actuar de Dios hacia nosotros. Él no se limita a afirmar su amor, sino que lo hace visible y tangible (…) nunca podrá ser una palabra abstracta.

10. La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia (…) La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo (…) Tal vez por mucho tiempo nos hemos olvidado de indicar y de andar por la vía de la misericordia.

11. (…) san Juan Pablo II motivaba (…) la urgencia de anunciar y testimoniar la misericordia en el mundo contemporáneo (…) «La Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia – el atributo más estupendo del Creador y del Redentor – y cuando acerca a los hombres a las fuentes de la misericordia del Salvador, de las que es depositaria y dispensadora» (Enc. Dives in misericordia, 13).

14. (…) El Señor Jesús indica (…) «No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados (…) seréis medidos con la medida que midáis» (Lc 6,37-38).

15. (…) No caigamos en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye (…) Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina.

17. La Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios (…) Las páginas del profeta Isaías podrán ser meditadas con mayor atención en este tiempo de oración, ayuno y caridad: «Este es el ayuno que yo deseo: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo (…) Entonces llamarás, y el Señor responderá» (…) La iniciativa “24 horas para el Señor”, a celebrarse durante el viernes y sábado que anteceden el IV domingo de Cuaresma, se incremente (…) De nuevo ponemos convencidos en el centro el sacramento de la Reconciliación.

18. Durante la Cuaresma de este Año Santo tengo la intención de enviar los Misioneros de la Misericordia (…) Serán sacerdotes a los cuales daré la autoridad de perdonar también los pecados que están reservados a la Sede Apostólica.

20. (…) Jesús (…) estando a la mesa con Mateo y otros publicanos y pecadores, dice a los fariseos que le replicaban: «Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores» (Mt 9,13).

22. (…) La misericordia de Dios (…) se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado.

23. La misericordia (…) nos relaciona con el judaísmo y el islam, que la consideran uno de los atributos más calificativos de Dios (…) Este Año Jubilar vivido en la misericordia pueda favorecer el encuentro con estas religiones y con las otras nobles tradiciones religiosas; nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación.

24. (…) María atestigua que la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin excluir a ninguno. Dirijamos a ella la antigua y siempre nueva oración del Salve Regina, para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús.

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