Resumen
literal del cap 6º: EDUCACIÓN
Y ESPIRITUALIDAD ECOLÓGICA, nn 202 a fin, de la encíclica “Alabado
sea”. Papa Francisco, 24 mayo 2015, solemnidad de Pentecostés.
I. Apostar
por otro estilo de vida (202-208)
II.
Educación para la alianza entre la humanidad y el ambiente (209-215)
III.
Conversión ecológica (216-221)
IV. Gozo y
paz (222-227)
V. Amor
civil y político (228-232)
VI. Signos
sacramentales y descanso celebrativo (233-237)
VII. La
Trinidad y la relación entre las criaturas (238-240)
VIII. Reina
de todo lo creado (241-242)
IX. Más allá
del sol (243 a fin)
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202. (…) ante
todo la humanidad necesita cambiar. Hace falta la conciencia de un origen
común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos.
204.
(…) Mientras
más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer
y consumir (…) no parece posible que alguien acepte que la realidad le marque
límites.
209.
(…) Muchos saben
que el progreso actual y la mera sumatoria de objetos o placeres no bastan para
darle sentido y gozo al corazón humano, pero no se sienten capaces de renunciar
a lo que el mercado les ofrece.
211.
(…) Es muy noble
asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas, y es
maravilloso que la educación sea capaz de motivarlas (…) reutilizar algo en
lugar de desecharlo rápidamente, a partir de profundas motivaciones, puede ser
un acto de amor que exprese nuestra propia dignidad.
215.
(…) Prestar
atención a la belleza y amarla nos ayuda a salir del pragmatismo utilitarista.
216.
(…) Quiero
proponer a los cristianos algunas líneas de espiritualidad ecológica (…) donde
la espiritualidad no está desconectada del propio cuerpo ni de la naturaleza o
de las realidades de este mundo, sino que se vive con ellas y en ellas, en
comunión con todo lo que nos rodea.
217.
(…) tenemos que
reconocer que algunos cristianos (…) suelen burlarse de las preocupaciones por
el medio ambiente. Otros son pasivos (…) y se vuelven incoherentes. Les hace
falta entonces una conversión ecológica (…) Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es
parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional.
220.
(…) Para el
creyente, el mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro (…) lleva al
creyente a desarrollar su creatividad y su entusiasmo, para resolver los dramas
del mundo (…) No entiende su superioridad como motivo de gloria personal o de
dominio irresponsable.
222.
(…) La
espiritualidad cristiana propone un crecimiento con sobriedad y una capacidad
de gozar con poco. Es un retorno a la simplicidad (…) sin apegarnos a lo que
tenemos ni entristecernos por lo que no poseemos.
224. La
sobriedad y la humildad no han gozado de una valoración positiva en el último
siglo.
225. (…) Muchas
personas experimentan un profundo desequilibrio que las mueve a hacer las cosas
a toda velocidad para sentirse ocupadas, en una prisa constante que a su vez
las lleva a atropellar todo lo que tienen a su alrededor.
227. (…) detenerse
a dar gracias a Dios antes y después de las comidas (…) valioso hábito (…) aunque
sea muy breve.
230. El
ejemplo de santa Teresa de Lisieux nos invita (…) a no perder la oportunidad de
una palabra amable, de una sonrisa, de cualquier pequeño gesto que siembre paz
y amistad. Una ecología integral también está hecha de simples gestos
cotidianos.
231. (…) junto
con la importancia de los pequeños gestos cotidianos, el amor social nos mueve
a pensar en grandes estrategias que detengan eficazmente la degradación
ambiental y alienten una cultura del cuidado que impregne toda la
sociedad.
235. Los
Sacramentos son un modo privilegiado de cómo la naturaleza es asumida por Dios
y se convierte en mediación de la vida sobrenatural (…) «el Cristianismo no
rechaza la materia, la corporeidad; al contrario, la valoriza plenamente en el
acto litúrgico, en el que el cuerpo humano muestra su naturaleza íntima de
templo del Espíritu» (Juan Pablo II, carta ap Orientale lumen, 2 mayo 1995).
236. En la
Eucaristía lo creado encuentra su mayor elevación (…) El Señor, en el colmo del
misterio de la Encarnación, quiso llegar a nuestra intimidad a través de un
pedazo de materia.
240. (…) en
el seno del universo podemos encontrar un sinnúmero de constantes relaciones
que se entrelazan secretamente (…) Todo está conectado, y eso nos invita a
madurar una espiritualidad de la solidaridad global que brota del misterio de
la Trinidad.
241. María
(…) vive con Jesús completamente transfigurada, y todas las criaturas cantan su
belleza (…) Elevada al cielo, es Madre y Reina de todo lo creado (…) Por eso
podemos pedirle que nos ayude a mirar este mundo con ojos más sabios.
242. (…) san
José (…) puede enseñarnos a cuidar, puede motivarnos a trabajar con generosidad
y ternura para proteger este mundo que Dios nos ha confiado.
244.
Mientras tanto, nos unimos para hacernos cargo de esta casa que se nos confió
(…) Caminemos cantando.
Acaba la encíclica proponiendo dos oraciones que cuelgo en mi blog "¡Señor, enséñanos a orar!".
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