Resumen literal de la primera
parte del cap 2º: EL
EVANGELIO DE LA CREACIÓN, nn 62 a
83, de la encíclica “Alabado
sea”. Papa Francisco, 24 mayo 2015, solemnidad de Pentecostés.
I. La luz que ofrece la fe (63 – 64)
II. La sabiduría de los relatos
bíblicos (65 – 75)
III. El misterio del universo (76 –
83)
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62. (…) la ciencia y la religión, que aportan diferentes aproximaciones a la
realidad, pueden entrar en un diálogo intenso y productivo para ambas.
63. (…) deberíamos reconocer que las soluciones no
pueden llegar desde un único modo de interpretar y transformar la realidad (…) ninguna rama de las ciencias y ninguna forma de
sabiduría puede ser dejada de lado, tampoco la religiosa con su propio lenguaje.
64. (…) quiero mostrar desde el comienzo cómo las
convicciones de la fe ofrecen a los cristianos, y en parte también a otros
creyentes, grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de los hermanos
y hermanas más frágiles (…) «sus deberes con la naturaleza y el Creador, forman
parte de su fe» (Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz
1990, 15: AAS 82 (1990), 156).
65. (…) La Biblia enseña que cada ser humano es creado por amor, hecho a imagen y
semejanza de Dios (cf. Gn 1,26) (…) El Creador puede decir a cada uno de nosotros: «Antes que
te formaras en el seno de tu madre, yo te conocía» (Jr 1,5).
66. (…) La armonía entre el Creador, la humanidad y todo lo creado fue destruida
por haber pretendido ocupar el lugar de Dios, negándonos a reconocernos como
criaturas limitadas. Este hecho desnaturalizó también el mandato de «dominar»
la tierra (cf. Gn 1,28) y de «labrarla y cuidarla» (cf. Gn 2,15).
67. No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha sido
dada.
69. (…) por su dignidad única y por estar dotado de inteligencia, el ser humano
está llamado a respetar lo creado con sus leyes internas, ya que «por la
sabiduría el Señor fundó la tierra» (Pr 3,19).
75. No podemos sostener una espiritualidad que olvide al Dios todopoderoso y
creador (...) nos colocaríamos
en el lugar del Señor, hasta pretender pisotear la realidad creada por él sin
conocer límites.
76. Para la tradición judío-cristiana, decir «creación» (...) tiene que ver con un proyecto del amor de
Dios donde cada criatura tiene un valor y un significado.
77. (…) El universo no surgió como resultado de una omnipotencia arbitraria, de una
demostración de fuerza o de un deseo de autoafirmación. La creación es del
orden del amor. El amor de Dios es el móvil fundamental de todo lo creado.
78. Al mismo tiempo, el pensamiento judío-cristiano
desmitificó la naturaleza. Sin dejar de admirarla por su esplendor y su
inmensidad, ya no le atribuyó un carácter divino.
81. El ser humano, si bien supone también procesos
evolutivos, implica una novedad no explicable plenamente por la evolución de
otros sistemas abiertos (…) A partir de los relatos bíblicos, consideramos al
ser humano como sujeto, que nunca puede ser reducido a la categoría de objeto.
82. Pero también sería equivocado pensar que los demás
seres vivos deban ser considerados como meros objetos sometidos a la arbitraria
dominación humana.
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