jueves, 25 de junio de 2015

ENCÍCLICA "VERDE" (4)

Resumen literal de la primera parte del cap 2º: EL EVANGELIO DE LA CREACIÓN, nn 62 a 83, de la encíclica “Alabado sea”. Papa Francisco, 24 mayo 2015, solemnidad de Pentecostés.


I. La luz que ofrece la fe (63 – 64)
II. La sabiduría de los relatos bíblicos (65 – 75)
III. El misterio del universo (76 – 83)
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62. (…) la ciencia y la religión, que aportan diferentes aproximaciones a la realidad, pueden entrar en un diálogo intenso y productivo para ambas.

63. (…) deberíamos reconocer que las soluciones no pueden llegar desde un único modo de interpretar y transformar la realidad (…) ninguna rama de las ciencias y ninguna forma de sabiduría puede ser dejada de lado, tampoco la religiosa con su propio lenguaje.

64. (…) quiero mostrar desde el comienzo cómo las convicciones de la fe ofrecen a los cristianos, y en parte también a otros creyentes, grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de los hermanos y hermanas más frágiles (…) «sus deberes con la naturaleza y el Creador, forman parte de su fe» (Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1990, 15: AAS 82 (1990), 156).

65. (…) La Biblia enseña que cada ser humano es creado por amor, hecho a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26) (…) El Creador puede decir a cada uno de nosotros: «Antes que te formaras en el seno de tu madre, yo te conocía» (Jr 1,5).

66. (…) La armonía entre el Creador, la humanidad y todo lo creado fue destruida por haber pretendido ocupar el lugar de Dios, negándonos a reconocernos como criaturas limitadas. Este hecho desnaturalizó también el mandato de «dominar» la tierra (cf. Gn 1,28) y de «labrarla y cuidarla» (cf. Gn 2,15).

67. No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha sido dada.

69. (…) por su dignidad única y por estar dotado de inteligencia, el ser humano está llamado a respetar lo creado con sus leyes internas, ya que «por la sabiduría el Señor fundó la tierra» (Pr 3,19).

75. No podemos sostener una espiritualidad que olvide al Dios todopoderoso y creador (...) nos colocaríamos en el lugar del Señor, hasta pretender pisotear la realidad creada por él sin conocer límites.

76. Para la tradición judío-cristiana, decir «creación» (...)  tiene que ver con un proyecto del amor de Dios donde cada criatura tiene un valor y un significado.

77. (…) El universo no surgió como resultado de una omnipotencia arbitraria, de una demostración de fuerza o de un deseo de autoafirmación. La creación es del orden del amor. El amor de Dios es el móvil fundamental de todo lo creado.

78. Al mismo tiempo, el pensamiento judío-cristiano desmitificó la naturaleza. Sin dejar de admirarla por su esplendor y su inmensidad, ya no le atribuyó un carácter divino.

81. El ser humano, si bien supone también procesos evolutivos, implica una novedad no explicable plenamente por la evolución de otros sistemas abiertos (…) A partir de los relatos bíblicos, consideramos al ser humano como sujeto, que nunca puede ser reducido a la categoría de objeto.

82. Pero también sería equivocado pensar que los demás seres vivos deban ser considerados como meros objetos sometidos a la arbitraria dominación humana.

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