Exhortación
apostólica postsinodal a los jóvenes
y
a todo el Pueblo de Dios
Francisco,
25 marzo 2019
Resumen
literal cap VII-IX
Capítulo
séptimo
La
pastoral de los jóvenes

203.
(...) los mismos jóvenes son agentes de la pastoral juvenil,
acompañados y guiados, pero libres para encontrar caminos siempre
nuevos con creatividad y audacia. Por consiguiente, estaría de más
(…) proponer alguna especie de manual de pastoral juvenil o una
guía de pastoral práctica.
204.
Ellos nos hacen ver la necesidad de asumir nuevos estilos y nuevas
estrategias (...) La pastoral juvenil necesita adquirir otra
flexibilidad.
212.
(…) una importante advertencia. En algunos lugares ocurre que,
después de haber provocado en los jóvenes una intensa experiencia
de Dios, un encuentro con Jesús que tocó sus corazones, luego
solamente les ofrecen encuentros de “formación” donde sólo se
abordan cuestiones doctrinales y morales: sobre los males del mundo
actual, sobre la Iglesia, sobre la Doctrina Social, sobre la
castidad, sobre el matrimonio, sobre el control de la natalidad y
sobre otros temas. El resultado es que muchos jóvenes se aburren,
pierden el fuego del encuentro con Cristo y la alegría de seguirlo,
muchos abandonan el camino y otros se vuelven tristes y negativos.
Calmemos la obsesión por transmitir un cúmulo de contenidos
doctrinales, y ante todo tratemos de suscitar y arraigar las grandes
experiencias que sostienen la vida cristiana.

218.
(…) en nuestras instituciones necesitamos ofrecer a los jóvenes
lugares propios que ellos puedan acondicionar a su gusto, y donde
puedan entrar y salir con libertad, lugares que los acojan y donde
puedan acercarse espontáneamente y con confianza al encuentro de
otros jóvenes.
224.
Muchos jóvenes son capaces de aprender a gustar del silencio y de la
intimidad con Dios. También han crecido los grupos que se reúnen a
adorar al Santísimo o a orar con la Palabra de Dios.
235.
Debe haber lugar también para todos aquellos que tienen otras
visiones de la vida, profesan otros credos o se declaran ajenos al
horizonte religioso. Todos los jóvenes, sin exclusión, están en el
corazón de Dios y, por lo tanto, en el corazón de la Iglesia.
241.
(…) los jóvenes son capaces de crear nuevas formas de misión, en
los ámbitos más diversos. Por ejemplo, ya que se mueven tan bien en
las redes sociales, hay que convocarlos para que las llenen de Dios,
de fraternidad, de compromiso.
Capítulo
octavo
La
vocación

250.
Lo fundamental es discernir y descubrir que lo que quiere Jesús de
cada joven es ante todo su amistad.
259.
Los jóvenes sienten con fuerza el llamado al amor, y sueñan
encontrar la persona adecuada con quien formar una familia y
construir una vida juntos. Sin duda es una vocación que Dios mismo
propone a través de los sentimientos, los deseos, los sueños. Sobre
este tema me detuve ampliamente en la Exhortación Amoris
laetitia e
invito a todos los jóvenes a leer especialmente los capítulos 4 y 5.
269.
(…) el trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en
esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de
realización personal.
273.
Cuando uno descubre que Dios lo llama a algo, que está hecho para
eso –sea la enfermería, la carpintería, la comunicación, la
ingeniería, la docencia, el arte o cualquier otro trabajo–
entonces será capaz de hacer brotar sus mejores capacidades de
sacrificio, de generosidad y de entrega. Saber que uno no hace las
cosas porque sí, sino con un significado, como respuesta a una
llamada que resuena en lo más hondo de su ser para aportar algo a
los demás
276.
En el discernimiento de una vocación no hay que descartar la
posibilidad de consagrarse a Dios en el sacerdocio, en la vida
religiosa o en otras formas de consagración. ¿Por qué excluirlo?
Capítulo
noveno
El
discernimiento

284.
(…) el discernimiento orante requiere partir de una disposición a
escuchar: al Señor, a los demás, a la realidad misma que siempre
nos desafía de maneras nuevas. Sólo quien está dispuesto a
escuchar tiene la libertad para renunciar a su propio punto de vista
parcial o insuficiente […]. Así está realmente disponible para
acoger un llamado que rompe sus seguridades pero que lo lleva a una
vida mejor, porque no basta que todo vaya bien, que todo esté
tranquilo.
299.
(…) Corran «atraídos por ese Rostro tan amado, que adoramos en la
Sagrada Eucaristía y reconocemos en la carne del hermano sufriente.
El Espíritu Santo los empuje en esta carrera hacia adelante. La
Iglesia necesita su entusiasmo, sus intuiciones, su fe. ¡Nos hacen
falta! Y cuando lleguen donde nosotros todavía no hemos llegado,
tengan paciencia para esperarnos.
Loreto,
junto al Santuario de la Santa Casa, 25 de marzo, Solemnidad de la
Anunciación del Señor, del año 2019, séptimo de pontificado.
Francisco.
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